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Breve historia de las intervenciones de Estados Unidos desde 1945

William Blum[1]

La máquina de la política exterior norteamericana ha sido lubricada por la necesidad de servir a los siguientes imperativos:

  1. Construir un mundo seguro para las corporaciones norteamericanas;
  2. Promover recursos financieros para los contratistas domésticos de la defensa que han colaborado generosamente con los miembros del Congreso;
  3. Prevenir la emergencia de cualquier sociedad susceptible de representar un ejemplo exitoso de modelo alternativo al capitalista;
  4. Extender la hegemonía política y económica sobre el área más amplia que sea posible.

Todo esto en nombre de una supuesta cruzada moral contra una conspiración internacional comunista de la que estaban convencidos los sustentadores de la guerra fría y de la que convencieron a la población estadounidense, y que en realidad, diabólica o no, nunca existió.

Estados Unidos efectuó intervenciones realmente graves en más de 70 países en este periodo, destacando entre ellas las siguientes:

China, 1945-49: Se intervino en la guerra civil al lado de Chiang Kai-shek en contra de los comunistas, aun cuando habían sido aliados cercanos de Estados Unidos durante la guerra mundial. Estados Unidos utilizó a los soldados japoneses derrotados para pelear de su lado pero los comunistas obligaron a Chiang a refugiarse en Taiwán en 1949.

Italia, 1947-48: Estados Unidos interfiere en las elecciones para evitar que el Partido Comunista llegue al poder legalmente con el fin declarado de “salvar la democracia” en Italia. Los comunistas pierden. En las siguientes décadas, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), junto con las corporaciones norteamericanas, continúa interviniendo en las elecciones italianas inyectándoles cientos de millones de dólares y utilizando mecanismos de guerra sicológica para bloquear al fantasma que recorría Europa.

Grecia, 1947-49: Se interviene en la guerra civil tomando el lado de los neofascistas en contra de la izquierda griega que había combatido a los nazis valientemente. Los neofascistas ganan e instauran un régimen sumamente brutal, para el cual la CIA crea una nueva agencia de seguridad interna (KYA). Por mucho tiempo, la KYA se ocupó de poner en práctica todas las acciones propias de las policías secretas de todo el mundo, incluyendo la tortura sistemática.

Filipinas, 1945-53: Las fuerzas militares estadounidenses pelean contra las fuerzas de izquierda, Huks, mientras éstas todavía enfrentaban a los invasores japoneses. Después de la guerra Estados Unidos continúa peleando en contra de los Huks, los derrota e instala una serie de gobernantes leales en la presidencia, culminando con el dictador Ferdinand Marcos.

Corea del Sur, 1945-53: Después de la segunda guerra mundial, Estados Unidos reprime a las fuerzas populares progresistas favoreciendo a las conservadoras que habían colaborado con los japoneses. Esto da lugar a una larga era de corrupción y gobiernos brutales.

Albania, 1949-53: Estados Unidos e Inglaterra intentan infructuosamente derrocar al gobierno comunista e instalar uno nuevo pro-occidental conformado por los monarquistas y los colaboradores de los nazis y de los fascistas italianos.

Alemania, 1950s: La CIA emprende una amplia campaña en contra de Alemania del Este. Éste fue uno de los factores que influyeron en la construcción del Muro de Berlín en 1961.

Irán, 1953: El Primer ministro Mossadegh es derrotado en una operación conjunta entre Estados Unidos e Inglaterra. Mossadegh había sido electo por una amplia mayoría en el Parlamento pero cometió el gravísimo error de encabezar un movimiento para nacionalizar una compañía petrolera británica, la única compañía petrolera que operaba en Irán. El golpe restaura al Sha, con poderes absolutos, dando inicio a un periodo de represión y tortura que dura 25 años en los que se restaura la propiedad extranjera de la industria petrolera, concediéndose a los británicos y los estadounidenses el 40 % respectivamente y a otras naciones el 20 % restante.

Guatemala, 1953-1990s: Un golpe de estado organizado por la CIA derroca al gobierno democrático y progresista de Jacobo Arbenz dando paso a 40 años de escuadrones de la muerte, torturas, desapariciones, ejecuciones masivas y una crueldad inimaginable con un saldo de más de cien mil víctimas. Arbenz nacionalizó la United Fruit Company que tenía vínculos muy estrechos con la élite del poder estadounidense. Como justificación del golpe Washington declaró que Guatemala se encontraba al borde de caer bajo el dominio de los soviéticos cuando en realidad los rusos tenían tan poco interés en el país que ni siquiera mantenían relaciones diplomáticas con él. El problema real desde la perspectiva de Washington, además de lo ocurrido con la United Fruit, era el peligro de una extensión de la democracia social guatemalteca hacia otros países de la región.

Medio Oriente, 1956-58: Estados Unidos intentó dos veces derrocar al gobierno sirio, realizó demostraciones de fuerza en el Mediterráneo para intimidar a los movimientos opositores a los gobiernos que mantenía en Líbano y Jordania, instalando 14 mil efectivos militares en Líbano, y conspiró para derrocar o asesinar a Nasser en Egipto por su inquietante nacionalismo.

Indonesia, 1957-58: Sukarno, como Nasser, era la clase de líder tercermundista con el que Estados Unidos no podía entenderse. Se tomó en serio la neutralidad con respecto a la guerra fría, viajando a la Unión Soviética y China (aunque también a la Casa Blanca).  Nacionalizó muchos holdings privados de Holanda, antiguo poder colonial, y se rehusó a tratar duramente al Partido Comunista Indonesio que transitaba hacia una vía legal y pacífica y registraba impresionantes progresos electorales. Así fue que la CIA comenzó a unir fuerzas con oficiales militares disidentes emprendiendo una guerra integral contra el gobierno.

Guayana Británica/Guyana, 1953-64: Cheddi Jagan fue otro líder tercermundista que intentó permanecer neutral e independiente. Fue electo tres veces e impulsó la construcción de una sociedad que podría servir como alternativa al modelo capitalista. Usando las tácticas más variadas –desde huelgas generales y desinformación hasta terrorismo-, Estados Unidos e Inglaterra expulsaron a Jagan en 1964. John F. Kennedy dio directamente la orden de su expulsión.

Viet Nam, 1950-73:  El declive resbaladizo empezó al unirse a los franceses, anteriores colonizadores y colaboracionistas de los japoneses, en contra de Ho Chi Minh y sus seguidores, que participaron muy de cerca con los aliados y que admiraban todo lo que era americano. Hoy Chi Minh era, a fin de cuentas, un comunista y aunque había escrito numerosas cartas al presidente Truman y al Departamento de Estado reclamando la ayuda americana para lograr independizar a Viet Nam de los franceses y encontrar una solución de paz, todo esto fue ignorado porque era comunista. Ho Chi Minh diseñó la nueva declaración de independencia vietnamita a partir de la americana, empezando con “Todos los hombres fueron creados iguales. Fueron dotados por el Creador de...” Pero esto no hizo mella en Washington porque Ho Chi Minh era comunista.

Después de veintitrés años y más de un millón de muertos Estados Unidos retiró sus fuerzas militares de Viet Nam. La mayoría de la gente opina que Estados Unidos perdió la guerra, pero, destruyendo el corazón de Viet Nam y envenenando la tierra y los acervos genéticos por generaciones, Washington de hecho consiguió su principal objetivo, previniendo lo que hubiera podido ser una buena opción de desarrollo para Asia. Ho Chi Minh era, después de todo, un comunista.

Camboya, 1955-73: El príncipe Sihanouk fue otro de los líderes que no se complacían con ser feligreses de los americanos. Después de muchos años de hostilidad hacia su régimen, que incluyeron conspiraciones de asesinato y las infames “cartas bomba” secretas de Nixon/Kissinger en 1969-70, Washington finalmente derrocó a Sihanouk con un golpe de estado en 1970. Esto era justo lo que hacía falta para lanzar al Pol Pot y sus fuerzas del Khmer Rouge a apoderarse de la escena. Cinco años más tarde tomaron el poder. Pero cinco años de bombardeos estadounidenses desaparecieron la economía tradicional de Camboya. La vieja Camboya quedó destruida para siempre.

De manera increíble el Khmer Rouge provocó una miseria aún mayor en este infeliz territorio. Y para aumentar la ironía, Estados Unidos sostuvo al Pol Pot militar y diplomáticamente frente a sus subsecuentes derrotas con Viet Nam.

Congo/Zaire, 1960-65: En junio de 1960, con la independencia de Bélgica, Patricio Lumumba asumió como Primer ministro del Congo. Sin embargo como Bélgica mantuvo su enorme explotación mineral en la provincia de Katanga, y prominentes funcionarios del gobierno de Eisenhower tenían vínculos financieros con este negocio, el día de la celebración de la independencia Lumumba, frente a los dignatarios extranjeros que le acompañaban, hizo un llamado por la liberación económica y política de la nación e hizo un recuento de las injusticias cometidas por los propietarios blancos del país contra la población nativa. Este pobre hombre era obviamente un “comunista”. Y obviamente este pobre hombre fue condenado.

Once días más tarde la provincia de Katanga se secesionó; en septiembre Lumumba fue removido por el Presidente instigado por Estados Unidos y en enero de 1961 fue asesinado por una petición expresa de Dwight Eisenhower. Siguieron varios años de conflictos civiles y caos y la ascensión al poder de Mobutu Sese Seko, hombre que no era desconocido por la CIA. Mobutu ha gobernado al país por más de treinta años, con niveles de corrupción y crueldad que chocan hasta a sus mismos asesores de la CIA. La población de Zaire ha vivido en la más abyecta miseria a pesar de las inmensas riquezas naturales mientras que Mobutu se hacía multimillonario.

Brasil, 1961-64: El presidente Joao Goulart era culpable de los crímenes habituales: adoptó una posición independiente en política externa estableciendo relaciones con los países socialistas y oponiéndose a las sanciones contra Cuba, su administración aprobó una ley que limitaba el monto de ganancias repatriadas por las empresas multinacionales; nacionalizó una subsidiaria de la ITT; promovió reformas económicas y sociales. Y el procurador Robert Kennedy estaba inconforme con Goulart por permitir que “comunistas” ocuparan puestos en agencias gubernamentales. El hombre no era realmente radical; se trataba de un terrateniente millonario y católico que traía colgada en el cuello una medalla de la Virgen. Eso, sin embargo, no era suficiente para salvarlo. En 1964 fue derrocado por un golpe militar en el que Estados Unidos tuvo una cobertura e involucramiento profundos. La línea oficial de Washington era: ...sí, es desafortunado que la democracia haya sido derribada en Brasil....pero, por lo menos, el país fue rescatado del comunismo.

Durante los siguientes 15 años todas las características de las dictaduras militares que América Latina conoció se institucionalizaron: el Congreso fue disuelto, la oposición política se redujo hasta su virtual extinción, se suspendió el habeas corpus para los “crímenes políticos”, se prohibieron legalmente las críticas al Presidente, los sindicatos fueron intervenidos por el gobierno, las crecientes protestas fueron sometidas por la policía y las fuerzas militares disparando a las multitudes, las viviendas de campesinos fueron incendiadas, se brutalizó a sacerdotes...desapariciones, escuadrones de la muerte, un impresionante grado de depravación en las prácticas de tortura.....El gobierno tiene un nombre para este programa: la “rehabilitación moral” de Brasil.

Washington estaba muy complacido. Brasil rompió relaciones con Cuba y se convirtió en uno de los mejores aliados de Estados Unidos en América Latina.

República Dominicana, 1963-66: En febrero de 1963 Juan Bosch se convierte en el primer Presidente electo democráticamente en República Dominicana desde 1924. Aquí por fin estaba el anticomunismo liberal de John F. Kennedy para contradecir el señalamiento de que Estados Unidos apoyaba sólo dictaduras militares. El gobierno de Bosch era la largamente requerida “demostración de democracia” que dejaba como mentiroso a Fidel Castro y se le concedió trato especial en Washington desde un poco antes de tomar posesión.

Bosch era consecuente con sus convicciones. Propuso la reforma agraria, viviendas de alquiler bajo, una modesta nacionalización de los negocios y que la inversión extranjera no explotara demasiado al país; y otras políticas que integraban un programa de cambio social como el de cualquier líder liberal serio del Tercer Mundo. Igual de serio era con respecto a las llamadas libertades civiles: los comunistas, o los etiquetados como tales, no serían perseguidos al menos que realmente violaran la ley.

Cantidad de congresistas y funcionarios norteamericanos expresaron su inconformidad con los planes de Bosch, así como con su posición de independencia con respecto a Estados Unidos. La reforma agraria y las nacionalizaciones eran asuntos de mucha sensibilidad en Washington: la materia prima que da sustancia al “socialismo reptante”. Para varios periódicos de  Estados Unidos Bosch era un señuelo rojo.

En septiembre las botas militares marchan y Bosch es expulsado. Estados Unidos que hubiera podido disuadir el golpe militar sólo frunciendo el ceño no hizo nada.

Diecinueve meses más tarde un levantamiento intentó restablecer a Bosch en el poder trayendolo del exilio. Estados Unidos envió 23 mil efectivos militares para sofocarlo.

Cuba, 1959 a la fecha: Fidel Castro asciende al poder a inicios de 1959. Una reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos el 10 de marzo de 1959 incluyó en su agenda la posibilidad de poner “otro gobierno en el poder en Cuba”. Siguieron 40 años de ataques terroristas, bombas, invasiones militares abiertas, sanciones, embargos, aislamiento, asesinatos......Cuba ha sido culpable de la Revolución Imperdonable y de la seria amenaza de dar un “buen ejemplo” al resto de América Latina.

La parte más triste de esta historia es que el mundo nunca supo qué clase de sociedad hubiera podido generar Cuba de no haber estado permanentemente bajo la mira de las armas y bajo amenaza de invasión; si le hubiera sido permitido relajar su control interno. El idealismo, la visión, el talento, el internacionalismo, estaban todos presentes. Pero nunca lo podremos saber y esa, por supuesto, era la intención.

Indonesia, 1965: Una compleja serie de eventos, incluyendo un supuesto intento de golpe de estado, un contragolpe, y tal vez un contra contragolpe, con la mano norteamericana impresa en diversos puntos, dio como resultado la salida del poder de Sukarno y su reemplazo por una junta militar encabezada por el general Suharto. La masacre que inició inmediatamente –de comunistas, simpatizantes de los comunistas, sospechosos de ser comunistas, sospechosos de ser simpatizantes y de ninguno de los anteriores- fue calificada por el New York Times como “una de las más salvajes matanzas masivas de la historia política moderna”. El número estimado de muertos durante unos pocos años iba de medio millón hasta más de un millón.

Se supo después que la Embajada estadounidense había elaborado listas de “agentes comunistas”, desde la más alta escala hasta los operadores de barrio, alcanzando los cinco mil nombres, y se las había entregado al ejército que se dedicó a cazarlos y asesinarlos. En seguida los norteamericanos cotejaban los nombres de los muertos con los de sus listas. “Realmente fue una gran ayuda para el ejército. Ellos probablemente mataron muchísima gente y yo probablemente tengo mucha sangre en las manos” decía un diplomático estadounidense. “Pero esto no es tan malo. Hay momentos decisivos en que es necesario golpear fuerte”.

Chile, 1964-73: Salvador Allende era el peor escenario posible para el imperialismo de Washington. La única cosa peor que un marxista en el poder era un marxista en el poder electo democráticamente, que honraba la Constitución y se volvía crecientemente popular. Esto golpeaba los más sólidos pilares sobre los que se había construido el anticomunismo: la doctrina, concienzudamente cultivada por décadas, de que los “comunistas” sólo podían tomar el poder mediante la fuerza y la decepción, y sólo podían mantenerlo aterrorizando a la población y lavándole el cerebro.

Después de sabotear el esfuerzo electoral de Allende en 1964, y de fracasar en el mismo intento en 1970 a pesar de sus mejores empeños, la CIA y el resto de la maquinaria norteamericana de política exterior no dejó piedra sin remover en su afán de desestabilizar el gobierno de Allende en los siguientes tres años, poniendo particular énfasis en fomentar la hostilidad militar. En septiembre 1973 finalmente los militares derrocan al gobierno asesinando a Allende en el proceso.

Cerraron el país frente al exterior durante una semana en que los tanques rodaban por las calles y los soldados derribaban las puertas; los estadios repicaban con los sonidos de las ejecuciones y los cuerpos se apilaban a lo largo de las calles y flotaban en el río; los centros de tortura estaban en auge; los libros subversivos ardían en las hogueras; los soldados rasgaban los pantalones de las mujeres al grito de “¡en Chile las mujeres usan vestidos!”; los pobres regresaban a su estado natural; y los hombres de mundo en Washington y en los vestíbulos de los centros financieros internacionales abrían sus chequeras. Al final, más de tres mil personas fueron ejecutadas, miles más torturadas y desaparecidas.

Grecia, 1964-74:  El golpe militar se efectuó en abril de 1967, justo dos días antes de empezada la campaña por las elecciones nacionales ya que parecía evidente que llevarían a George Papandreou nuevamente al puesto de Primer ministro. Papandreou fue electo en febrero de 1964 por la única mayoría total de la historia electoral moderna en Grecia. Las exitosas maquinaciones para echarlo abajo iniciaron inmediatamente mediante un esfuerzo conjunto de la Corte Real, los militares griegos, y los militares norteamericanos y efectivos de la CIA estacionados en Grecia. El golpe de 1967 fue seguido inmediatamente de la tradicional ley marcial, censura, arrestos, golpes, tortura y asesinatos, con un total de ocho mil víctimas en el primer mes. Todo esto acompañado por la también tradicional declaración de que todo se hacía para salvar a la nación del “peligro comunista”. Las influencias subversivas y corruptas debían ser erradicadas de Grecia y, entre ellas, las minifaldas, el pelo largo y los periódicos extranjeros. La atención religiosa hacia los jóvenes debía ser obligatoria.

Fue sin duda la tortura la que marcó indeleblemente los siete años de pesadilla en Grecia. James Becket, un abogado norteamericano enviado a Grecia por Amnistía Internacional, escribía en diciembre de 1969 que “un cálculo conservador estimaría en no menos de dos mil” el número de personas torturadas, habitualmente de las maneras más horripilantes y con frecuencia usando equipo proporcionado por Estados Unidos.

Becket reportó lo siguiente:

Cientos de prisioneros escucharon el pequeño mensaje del inspector Basil Lambrou sentado tras su escritorio desplegando el símbolo rojo, blanco y azul de las manos cruzadas de la ayuda americana. Trató de mostrar a los prisioneros la absoluta inutilidad de la resistencia: “Sólo se ponen en ridículo pensando que pueden hacer algo. El mundo está dividido en dos. De aquel lado están los comunistas y de este el mundo libre. Los rusos y los americanos, nadie más. ¿Qué somos nosotros? Americanos. Detrás de mí está el gobierno; detrás del gobierno la OTAN; detrás de la OTAN está Estados Unidos. Ustedes no pueden luchar contra nosotros, somos americanos”.

George Papandreou no era de ninguna manera radical. Era un liberal anticomunista. Pero su hijo Andreas, su supuesto heredero, a pesar de que era solamente un poquito más a la izquierda que su padre deseaba sacar a Grecia de la guerra fría y había cuestionado la permanencia de Grecia en la OTAN o al menos su posición de satélite de Estados Unidos.

Timor del Este, 1975 al presente: En diciembre de 1975 Indonesia invade Timor del Este, que se ubica en el extremo este del archipiélago, y cuya independencia de Portugal lo sacó de su control. La invasión se efectuó un día después de que el presidente Gerald Ford y el secretario de estado Henry Kissinger salieran de Indonesia, no sin conceder permiso a Suharto para usar el armamento norteamericano que, de acuerdo con la legislación de Estados Unidos, no puede ser usado para agresión. Indonesia era la herramienta de mayor valor para Estados Unidos en el Sureste asiático.

Amnistía Internacional estimó que en 1989, con el propósito de anexarse por la fuerza a Timor del Este, las tropas indonesias mataron a 200 mil personas de una población de entre 600 y 700 mil.  Estados Unidos apoyó decididamente los reclamos de Indonesia a Timor del Este (contrariamente a las Naciones Unidas y la Unión Europea), minimizando una carnicería de dimensiones escandalosas y proveyendo al mismo tiempo a Indonesia de todo el equipo y entrenamiento que requería para realizar la operación.

Nicaragua, 1978-79: Cuando los sandinistas derrocaron la dictadura de Somoza en 1978, estaba claro para Washington que representaban una nueva bestia indeseable: “otra Cuba”. Bajo la presidencia de Carter, los intentos de sabotaje adoptaron formas diplomáticas y económicas. Bajo la de Reagan, la violencia fue el método escogido. Durante ocho terribles años la gente de Nicaragua estuvo bajo el ataque de los Contras, grupo armado cercano a Washington, formado a partir de la viciosa Guardia Nacional de Somoza y algunos otros de sus apoyadores. Era una guerra total que se proponía destruir progresivamente todos los programas económicos y sociales del gobierno quemando escuelas y hospitales, secuestrando, torturando, colocando minas y bombardeando violentamente. Estos eran los “luchadores de la libertad” de Ronald Reagan. No habría revolución en Nicaragua. 

Granada, 1979-84: ¿Qué haría a la más poderosa nación del mundo invadir un país de 110 mil habitantes? Maurice Bishop y sus seguidores habían tomado el poder en el golpe de 1979, y aunque sus políticas no eran tan revolucionarias como las de Castro, Washington mantenía su miedo a “otra Cuba”, particularmente cuando las apariciones públicas de los líderes granadinos eran recibidas con gran entusiasmo en otros países de la región.

Las tácticas desestabilizadoras de Estados Unidos contra el gobierno de Bishop empezaron luego después del golpe y continuaron hasta 1983, con cantidad de acciones de desinformación y juegos sucios. La invasión americana en octubre de 1983 encontró una resistencia mínima aunque Estados Unidos sufrió 135 bajas entre muertos y heridos. Hubo también 400 granadinos victimados y 84 cubanos, principalmente trabajadores de la construcción. Por qué propósito humanamente concebible habrá muerto esta gente no ha sido revelado.

A finales de 1984, en una elección muy cuestionable resultó vencedor un hombre apoyado por la administración Reagan. Un año después, la organización de derechos humanos Consejo de Asuntos Hemisféricos reportó que la nueva fuerza policíaca entrenada por Estados Unidos y las fuerzas de contrainsurgencia de Granada se habían destacado por su brutalidad, arrestos arbitrarios y abuso de autoridad y la erosión de los derechos civiles.

En abril de 1989, el gobierno publicó una lista de más de 80 libros de los que prohibía la importación. Cuatro meses más tarde, el Primer ministro disolvió el Parlamento para evitar que emitiera su voto de no confianza contra él, como parte de lo que sus críticos llaman “un estilo crecientemente autoritario”.

Libia, 1981-89: Libia rehusó ser un estado aliado de Washington en el Medio Oriente. Su líder, Muammar el-Qaddafi, era arrogante y debía ser castigado. Los aviones estadounidenses derribaron dos aviones libios dentro de lo que Libia consideraba como su espacio aéreo. También bombardearon el país matando por lo menos 40 personas entre las que se encontraba la hija de Qaddafi. Hubo varios intentos de asesinato contra él, operaciones para derribarlo, una enorme campaña de desinformación, sanciones económicas y la culpabilización de Libia, sin ninguna evidencia clara, por la bomba puesta en el avión Pan Am 103.

Panamá, 1989: Los bombarderos de Washington atacan de nuevo. En diciembre de 1989 un gran barrio residencial en la ciudad de Panamá fue destruido y 15 mil personas quedaron sin hogar. Después de varios días de enfrentamiento directo con las fuerzas panameñas el saldo oficial fue de alrededor de 500 muertos, admitido por Estados Unidos y por el nuevo gobierno panameño instalado por Estados Unidos. Otras fuentes, con no menos evidencias, insistían en que habían muerto miles y que había alrededor de tres mil heridos. Veintitrés americanos muertos, 324 heridos.

Pregunta del reportero: ¿Era realmente importante mandar a la gente a morir por esto? ¿Por pescar a Noriega?

George Bush: Cualquier vida humana es preciosa pero aun así tengo que responder que sí, que era importante.

Manuel Noriega fue un aliado e informante americano durante años mientras resultó útil. Pero prenderlo no era el único motivo del ataque. Bush quería mandar un claro mensaje a los nicaragüenses, que tenían programadas sus elecciones dos meses más tarde, de que sería su ruina si reelegían a los sandinistas. Bush quería también doblar algún músculo militar para ilustrar al Congreso sobre la necesidad de tener lista una fuerza de gran combate (para guerras de amplio escenario), aun después de la disolución muy reciente de la “amenaza soviética”. La explicación oficial del despojo perpetrado por los americanos fue que Noriega era narcotraficante, lo que Washington sabía desde hacía años y nunca le incomodó.

Irak, 1990s: Implacables bombardeos por más de 40 días y noches a una de las más avanzadas naciones del Medio Oriente, devastando su antigua y moderna ciudad capital; 177 millones de libras de bombas cayendo sobre la gente de Irak, la más concentrada arremetida aérea en la historia del mundo; armas que vertían uranio incinerando a la gente, causando cáncer; explosión de los almacenes de armas químico biológicas y de los campos petroleros; envenenamiento de la atmósfera a un grado quizás nunca alcanzado en ninguna otra parte; enterrando soldados vivos deliberadamente; la infraestructura destruida, con repercusiones terribles en la salud; sanciones permanentes hasta el día de hoy multiplicando los problemas de salud; alrededor de un millón de niños y muchos más adultos muertos hasta hoy por estas causas.

Irak era la más fuerte potencia militar en el mundo árabe. Este debe haber sido su crimen. Noam Chomsky escribió: La línea dominante en la doctrina de política exterior de Estados Unidos desde los años 40 era que los vastos e inigualables recursos energéticos de la región del Golfo fueran efectivamente dominados por Estados Unidos y sus aliados y, fundamentalmente, que ninguna fuerza autóctona independiente pudiera tener una influencia sustancial en la administración de la producción y el precio del petróleo.

Afganistán, 1979-92: Todo mundo sabe acerca de la increíble represión hacia las mujeres en Afganistán, realizada por los fundamentalistas islámicos aún antes del Taliban. ¿Pero cuántos saben que durante los setenta y la mayor parte de los ochenta Afganistán tuvo un gobierno encargado de colocar a esta nación increíblemente atrasada en el siglo XX, incluyendo el establecimiento de la igualdad de derechos para las mujeres? Lo que pasó, no obstante, es que Estados Unidos inyectó miles de millones de dólares en una terrible guerra en contra de este gobierno, simplemente porque había apoyado a la Unión Soviética. Antes de esto, las operaciones de la CIA deliberadamente estimularon la probabilidad de una intervención soviética, que fue lo que ocurrió. Al final Estados Unidos ganó y las mujeres, y el resto de la gente de Afganistán, perdieron. Más de un millón de muertos, tres millones de incapacitados, cinco millones de refugiados, en total, alrededor de la mitad de la población.

El Salvador, 1980-92: Los disidentes de El Salvador trataron de trabajar dentro del sistema pero, con el apoyo de Estados Unidos, el gobierno lo hizo imposible, reiterando los fraudes electorales y asesinando cientos de opositores y manifestantes. En 1980 los opositores tomaron las armas y se inició la guerra civil.

Oficialmente, la presencia de las fuerzas militares de Estados Unidos se limitaba a actividades de capacitación, pero en realidad los militares y el personal de la CIA jugaron un papel mucho más importante. Alrededor de 20 americanos murieron o fueron heridos en accidentes de avión o helicóptero mientras sobrevolaban las áreas de combate en misiones de reconocimiento y hay muchas otras evidencias sobre la intervención de las fuerzas americanas directamente en el campo de batalla. La guerra terminó oficialmente en 1992: 75 mil civiles muertos y el tesoro americano vaciado en seis mil millones de dólares. Cambios sociales significativos fueron ampliamente frustrados. Un puñado de ricos seguían poseyendo el país, los pobres siguieron como siempre y los disidentes tuvieron que seguir acosados por los escuadrones de la muerte de la ultraderecha.

Haití, 1987-94: Estados Unidos sostuvo la dictadura de la familia Duvalier durante 30 años, cuando le opuso al cura reformista Jean-Bertrand Aristide. Mientras tanto, la CIA trabajó muy de cerca con los escuadrones de la muerte, los torturadores y los traficantes de drogas. Con estos antecedentes, la administración de Clinton se encontró en la embarazosa posición de tener que pretender –por su retórica “democrática”- apoyar el regreso de Aristide al poder en Haití después del golpe militar de 1991. Habiendo retrasado su regreso por más de dos años, Washington finalmente hizo a sus militares restaurar a Aristide en su puesto, pero sólo después de obligar al sacerdote a  garantizar que no favorecería a los pobres a expensas de los ricos y que no se opondría a la economía de libre mercado. Esto significó que Haití continuaría siendo planta ensambladora para el hemisferio occidental y sus trabajadores seguirían recibiendo salarios literalmente de hambre.

Yugoslavia, 1999: Estados Unidos está bombardeando el país regresándolo a una era preindustrial. Le gustaría convencer al mundo de que su intervención es sólo por motivos “humanitarios”. Tal vez la historia de las intervenciones norteamericanas contada arriba nos ayude a decidir sobre la credibilidad de esta declaración.

 

 

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[1] Texto de circulación en Prensa Nuevo Amanecer, tomado de http://www.zmag.org/Zmag/articles/blum.htm. Traducción de Ana Esther Ceceña.